«Como la entrevista que yo estaba manteniendo con otro miembro del público se antojó dudosa, me pusieron en la habitación de al lado para hacer frente a la más extraordinaria de las visitas: una mujer de unos 30 años que se sentó frente a mí, cruzó las piernas colocándose el dobladillo del vestido y lentamente encendió un cigarillo. Inhaló y exhaló el fumo de forma insinuante. Mientras me observaba tras su nariz aquilina, me sonreía de manera interrogadora: “Yo soy la Reina de Corazones. ¿Quién eres tu?”». Así se refirió David Scherr, jefe de la Oficina de Seguridad de Defensa (DSO) en Gibraltar, a su primer encuentro con la agente doble Larissa Swirski, que terminaría trabajando al servicio del gobierno de Su Majestad, «horrorizada» por las atrocidades cometidas por los alemanes.
El Peñón, punto estratégico para ambos bandos durante la II Guerra Mundial, era entonces un nido de espías, al que tuvo acceso directo Ian Fleming ya que durante la contienda fue destinado a Gibraltar como miembro del servicio de inteligencia británico. Algunas de las experiencias de esos años las vertiría el escritor más tarde en su saga de novelas de James Bond.
Además de algunas armas utilizadas entonces, como plumas que explotaban y el torpedo humano que capitaneaba Juno Valerio Borghese,conocido como el Príncipe Negro, y que Fleming incluyó en su libro «Operación trueno» (1961), el escritor se inspiró en parte en esta mujer fatal, Larissa Swirski, para crear la figura de las «chicas Bond». Mujeres audaces que no temían a nada.
Liana Romero está escribiendo la historia de su madre, la Reina de Corazones
ABC ha tenido acceso a algunos fragmentos de esta narración, en particular a los que se refieren a la Reina de Corazones. «Una espía de pata negra, de gabardina, de sombrero de fieltro, lejos de la ególatra de cócteles de salón que sin bajarse de los tacones espera que le viertan secretos en su copa de champagne», rememora su hija.
Rusia, Berlín, París, Gibraltar
Nacida en Rusia, de noble cuna, siendo muy joven tuvo que huir de su país sin apenas enseres, instalándose en Berlín. «Se convirtió en una hermosa joven con una mente privilegiada. Hablaba seis idiomas y posesía un atractivo irresistible». A mediados de los años 20 se trasladó a París donde abrió un estudio de fotografía, por el que pasaron importantes figuras de la época. Durante los veranos viajaba a Cannes, donde conoció a Manuel Romero, un marino de Sevilla, que durante la II Guerra Mundial fue destinado a Ceuta. «Allí Larissa trabó amistad conAnita Colombo, una italiana al servicio de los nazis en Tánger». Fue entonces cuando los alemanes «pusieron todo el empeño» por reclutarla. Algo que resultó fácil. «Aún perduraba en su corazón el resentimientocontra el régimen comunista soviéticoque le había arrebatado a sus seres queridos y su patria».
Gracias a su información los británicos descubrieron el escondite de los torpedos humanos
Durante aquel periodo Larissa conoció a Ian Fleming, cuya primera novela, «Casino Royale» (1953), plasma experiencias del escritor, como sus visitas al casino de Estoril, retrata al superior de James Bond inspirado en su superior en Gibraltar, el Almirante Sir John Godfrey, e incluye a Vesper Lynd, una espía de doble filo, que según algunas fuentes estaría inspirada en Krystyna Skarbek, conocida como Christine Granville, pero también, como asegura Liana Romero, «en la Reina de Corazones».